domingo, 7 de abril de 2013

Torneo de rápidas Mikel Gurea

Todo el mundo sabe que la chistorra es al ajedrecista navarro lo que el ferrero-rocher a las fiestas del embajador o lo que el caviar iraní al jugador de golf; ese oscuro objeto de deseo que despierta las más bajas pasiones gástricas y que te puede llevar a sacrificar una tarde de magnífica oferta televisiva basada en hechos reales en aras de empujar madera compulsivamente.


Este marco impulsó que 8 de los, si no los mejores, sí los más hambrientos Orvinas nos presentáramos en el cuartel general de los gureas dispuestos a hacernos merecedores al menos del grasiento trofeo. Y es que el torneo de rápidas de Mikel Gurea se anunciaba con el irresistible gancho de "chistorrada regada con buen vino" al finalizar. Con esa promesa, ya podía haber sido de cinquillo el torneo que un orvina no se puede resistir a tal campaña de marketing.

Nueve equipos nos amontonábamos en la plaza Ardanaz dispuestos a sacar nuestro mejor ajedrez, que, en honor a la verdad, tampoco es como para echarse a temblar. Allí se veían los caretos imprescindibles en este tipo de citas; los gaztes, los arranos, los oberenas, varios gureas y dos equipos de los nuestros, con varios de esos críos que nos están quitando descaradamente el puesto. Igual que a los perros rabiosos hay que sacarlos a pasear para que no se vuelvan locos, nosotros tenemos que sacar a nuestras bestias a por carne ajedrecística cada poco tiempo para que estén tranquilos mientras los abuelos miramos complacientes desde nuestra mecedora y arropados con la mantita.

Una vez pasado el retraso inicial, el torneo parecía estar bien organizado y las rondas se cumplían con puntualidad prusiana, virtud difícil de encontrar en estos tiempos. El A del orvina se destacaba con facilidad desde las primeras rondas, avalado por una diferencia de elo bastante importante. Luisda de uno iba confirmando su papel de "animal de rápidas" mientras mikel en el tres cumplía sobradamente si bien se le caía alguna que otra bandera. Iñaki y yo cumplíamos sin más. Oberenas, gureas y el orvina b se jugaban entrar en la final a tres. Enorme trabajo el de nuestro b que sólo se quedaba fuera de la final por medio punto ante equipos, sobre el papel, bastante superiores.

Al final, el orvina se hacía con el primer puesto y el gurea de los manchas se imponía al oberena de los chemis en la última partida.

Tras la protocolaria entrega de premios, donde hubo que esquivar a las decenas de medios acreditados para cubrir el acto nos congregamos para la orgía de grasas trans prometida. Dios mío, qué espectáculo; a tenor de lo que se vio, habría jurado que los ajedrecistas tienen más de dos manos y de cuatro colmillos. Los platos apenan llegaban vírgenes a las mesas y más que chistorra parecía maná caído del cielo, los vinos parecían cubitos de hielo en el desierto del Sáhara a la velocidad a la que se evaporaban.

Quedó claro que el ajedrez es un deporte que te consume, no ya sólo calorías sino que te chupa la vida por lo que se vio.

En definitiva , una buena tarde de ajedrez con un buen torneo de medio día que permiten desoxidarse un poco a los que tienen poco tiempo para mayores alegrías.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lapsus de Mikel que envío la invitación indicando 16:30 cuando a todos los demás nos había enviado 17:00. De todas formas es de agradecer que nos dediques unas palabras y nos felicites por la puntualidad de las rondas ;)
Aritz